lunes, 5 de diciembre de 2011

Deseos

    Era una mañana distinta, el silencio se apoderaba de esa escena idílica de dos amantes de la pasión. Absurda palabra que culminaba el acto que de alguna forma, es el más delicado de experimentar. Probablemente no teníamos la misma razón para estar allí en ese momento. Lo tuyo sólo era un despecho impulsado de una vaga acción, en cambio yo, me hundía en los sentimientos más profundos que un ser humano puede sentir.

El frío se hacía presente una vez más, el cálido momento quedaba atrás y era hora de marcharse. La incertidumbre se apoderaba de una nueva oportunidad de verte. Era una carrera contra reloj, no existían más razones para seguir.

Y era un paso más el que debía dar para no quedar atrapado en un recuerdo; en un lugar dónde las palabras no llegaban. Sin embargo, la felicidad en este momento no inunda mi ser, no es lo que mas quería. Era una extraña fórmula que necesitaba estallar. Y la pregunta es ¿Por qué te tengo que olvidar?, respuestas existen de sobras, palabras, sentimientos quedan mojados de una lágrima que ya ha caído.

Historia que poco a poco tejía un vuelco, una relación que no tubo nunca un puerto. El amor existe, el amor se busca. Las cosas no son para siempre, pero podemos buscar la forma e instancias de hacerlas durar un poco más.

Buscando la respuesta a las interrogantes, ¿Qué?, ¿Cómo?, ¿Cuándo? y ¿Por qué? de millones de cosas, entablando un espacio para la felicidad, no obstante sin olvidar los lindos e intensos que vivimos juntos.

Eres como una huella en el mar, olvidas lo que ocurrió. Aquí estoy, bajo este fanal idílico, que fue de nuestra noche de enamorados.




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